El otro día una amiga me comentó que en algunas culturas la gente prefiere vivir en pisos bajos y casas construidas al nivel de la tierra. Consideran que tener un piso alto es como ser propietario de una parcela de aire y para ellos eso carece de valor. Lo que realmente les interesa como propietarios es poseer una superficie de tierra que puedan ver y tocar. Me pareció una idea extraña, pero al mismo tiempo tiene sentido. Así y todo, ser dueño de un trozo de aire me resulta más atractivo y emocionante. Es como vivir volando.
La sensación que noto cuando estoy en una planta alta, muy alta, en la cima de un rascacielos, es difícil de expresar con palabras. Miro por las ventanas y siento un poco de vértigo, pero no el tipo de vértigo que me retuerce el estómago y me provoca un sudor frío y hasta náuseas. Sino el que hace que el corazón me dé un vuelco. Es trepidante quedarme suspendida en el cielo, a la misma altura de los pájaros. Parece que he dado un salto enorme y me he quedado levitando en lo más alto, fuera del alcance de todos.
Hoy es un día muy especial para mí y vuelvo a sentir ese vértigo. Vuelvo a sentir que estoy volando más alto incluso que si me encontrara tomando un gin-tonic en la azotea de un edificio de doscientas plantas. Para muchos de vosotros, para la gran mayoría, de hecho, que hayamos actualizado nuestra página web no tendrá tanta importancia como la tiene para mí. Pero es que este pequeño paso no hace más que recordarme todos los pasos que hemos dado hasta llegar aquí.
No ha sido un camino fácil. Al contrario… He sudado, me he desesperado, a momentos he querido arrancarme el pelo de la cabeza porque no me veía capaz de sacar adelante esto al mismo tiempo que mi familia crecía y reclamaba más atención por mi parte. Pero también he disfrutado como una loca, me he demostrado de lo que soy capaz y he visto reflejada la felicidad en las caras de muchos de mis clientes, y eso no tiene precio.
Estoy viviendo un sueño; el de sentirme realizada haciendo algo que, día a día, veo que funciona. Hoy es un día muy especial y no solo para mí, sino también para todo el equipo que se deja la piel a diario en las oficinas de The Home Hunter.
Gracias, de corazón, a todos los que nos acompañáis en este recorrido ascendente por los cielos y nos ayudáis a vivir volando.