No os hacéis una idea de lo divertido que fue visitar este piso. Y digo divertido, pero también podría decir emocionante, fascinante, sorprendente, una experiencia en sí misma, algo fuera de lo común. Fue entrar en la casa y, de golpe, sentirme protagonista de una película en la que me gustaría vivir siempre. No había nada que me sacara de esa maravillosa sensación: el salón, la cocina, la bodega… todo sin excepción me sumergía cada vez más en la deliciosa impresión de estar flotando en un mundo de fantasía.
Son unos bajos de 224 m2. El salón-comedor es impactante de lo grande y bonito que es. Comparte espacio con la cocina abierta, también preciosa, que viene equipada. Dispone de tres habitaciones, tres baños, vestidor, despacho y una bodega que me dejó sin respiración de lo bonita que era. El edificio tiene terraza comunitaria a la que se puede acceder con los ascensores.
¡Os encantará!